Hay un hilo rojo que une a dos personas. Pero a diferencia de la mitologÃa japonesa en la que ese hilo une el destino de dos amantes, este conecta a una madre y a su hija. Un hilo que se tensa, que mantiene alerta, que avisa cuando esa niña está por quedar fuera de la distancia segura en que su madre puede cuidarla de cualquier peligro, la distancia de rescate.
Esta primera novela de Samanta Schweblin tiene todavÃa mucho del espÃritu de los cuentos que la convirtieron en una de las voces más reconocidas de la narrativa argentina contemporánea. Como el propio hilo que se vincula al tÃtulo, la novela alterna estupendamente entre momentos de tensión y calma, manteniendo al lector en vilo.
La anécdota parece en principio de lo más simple: una madre y su hija que viajan a un pueblo del interior de la Argentina donde han alquilado una casa para pasar las vacaciones. Pero esta historia aparece como un relato enmarcado. Toda la historia aparece como la demanda de una voz que impone un diálogo con la voz narrativa principal, cuya identidad y propósito permanece oculto hasta el final: hay algo que recordar, algo que se escapa de la narradora obstinadamente y que por algún motivo resulta clave para entender por qué se produce este diálogo. Ya aquÃ, desde el inicio, la presencia de lo inescrutable empieza a cubrir con su manto una narración en la que la normalidad se va distorsionando cada vez más hasta adentrarnos en el mundo de lo inquietante, lo anormal, lo fantástico.
Se trata de un relato ágil y vertiginoso, no sólo por su brevedad, sino también porque mantiene en alerta al lector que ansÃa desentrañar un misterio que involucra niñes deformes, uso de agrotóxicos y rituales mÃsticos.
Una lectura recomendada para lectores que disfruten del suspenso y que estén dispuestos a seguir la propuesta de la narradora con la paciencia que exige para desentrañar el misterio.