Ya no distingo.
Ya no distingo una foto y un reflejo.
Soy el mismo de bebe, soy el mismo de viejo.
Ya no distingo a las nubes de la espuma.
Es todo igual que ayer.
¿Cuándo será mañana?
El árbol que planté aquella vez,
Ya lo vi crecer, y al cabo de rato, caer sin dar fruto.
No existen los partidos polÃticos.
No hay subte, no hay tren.
La señora ya no toma el mate de las seis,
Prefiere el café.
Un dÃa encontré un libro.
Leà el tÃtulo y un árbol cambió su color gris.
Extendió su cabellera verde y me sonrió.
Leà la primera página y mi cuerpo tomó color.
Me fui a ver al espejo y mis ojos eran verdes.
Terminé el libro y el mundo tomó color.
TobÃas Sielicki