Cuánto viento hacía aquella noche,
aquella noche en la que te despediste,
en la que me dijiste chau.
Esa noche, en la que la más mínima brisa
me causaba un escalofrío, a mí, a los dos.
Aquella noche, en la que soplaba una solitaria brisa,
aquella noche en la que solo tus palabras me calentaban,
aquella noche en la que ver tus ojos,
era como ver un cielo más hermoso del que nunca llegaría a ver.
Aquella noche en la que soplaba una leve brisa,
una brisa que nos intentaba decir algo.
Una brisa, de despedida.
Camilo Herrero García